Era uno de esos seres idealistas, comunes en Rusia, que de pronto se ven deslumbrados por una idea potente que a la vez los aplasta con su peso, acaso para siempre. Son incapaces de enfrentarse a esa idea, en la que depositan una fe ciega, y el resto de su vida es como una larga agonía bajo la piedra que se ha derrumbado sobre ellos