Relatos con matices de locura y fantasía, que nos llevan a recorrer las vidas de personajes apasionantes y perdurables. Todas ellas ensambladas por un sutil brebaje que las envuelve —a veces de manera explícita, otras casi tangencial—: una copa de champaña, una jarra de chicha, una copita de manzanilla, un tazón de vino navegado, un vaso de fernet o un metro cuadrado de cerveza (sí, como se oye); aunque al final, quizás, solo sea una excusa para lubricar las historias y que el lector se anime a descorcharlas y leerlas al seco.
El autor de Alcohol en la sangre (2018), libro incluido por Revista de Libros del Artes y Letras de El Mercurio dentro de los mejores libros de la narrativa chilena, ya había sido destacado por la lograda arquitectura narrativa de sus cuentos, soltura, riqueza lingüística y movilidad de estilo; y por alcanzar relatos contundentes de contenido y lenguaje. Esta vez nos prepara este cóctel de cautivantes y entretenidas historias, para poner al lector en un sutil estado de embriaguez, y que una vez que pruebe el primer sorbo, se entusiasme, levante su mano y diga ¡Sírvame otra copa!