Morder el anzuelo

Bueno —replicó Brendan con voz ronca—, encontré un buen motivo para quitármela.

Y mira quién va a decirme «cabezón»…, el mismo que llevó la alianza en el dedo siete años más de la cuenta.

Si me oyeras reírme…
H (19:39): A ver, ojalá pudiera. Oírte reír.

F (19:40): Sí. Tampoco me importaría oír tu risa.

Te gustan atormentados e intensos, ¿eh?
H (18:30): ¡Cuidado! Me vas a provocar un orgasmo.

F (18:30): Nena, si ese fuera el plan, ya habrías tenido dos.

Echo de menos a mi hermana. Un poco depre por eso. ¿La has visto por el pueblo?

F (00:45): He visto su pintalabios en el cuello de Brendan. ¿Eso cuenta?

¿Te preocupas tanto por todas tus amigas?

F (22:48): Eres la única que tengo.

pero estás bien, ¿verdad?

H (16:19): A ver, mi psicólogo seguro que dice que eso es discutible. Pero físicamente estoy de una pieza. ¿Por qué?