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María Teresa Ruiz

Hijos de las estrellas

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  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Pensar que los átomos de hidrógeno en mis lágrimas los fabricó el Big-Bang y que los átomos de calcio en mis huesos, el oxígeno en mi sangre y todos los elementos que forman parte de mí, todos fueron fabricados por las estrellas. ¡Somos sus hijos, hijos de las estrellas!
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Tenemos aún tiempo para adaptarnos o bien buscar una nueva casa. Si somos capaces de cambiar nuestro estilo de vida y desarrollar lentamente adaptaciones evolutivas a la nueva realidad, posiblemente por un tiempo (un par de miles de millones de años) el planeta Marte podría albergar a la humanidad, ya que al estar más lejos del Sol tendría una temperatura más agradable.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    A pesar de su cercanía, Orión está a unos mil quinientos años luz de nosotros, lo que puede ser poco en escala astronómica, pero de todos modos significa que la luz que hoy vemos de Orión salió desde allí en la época de la caída del Imperio romano
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    La luz se mueve a velocidad constante, con un valor fijo de trescientos mil kilómetros por segundo (en el vacío). Esto hace que la luz que emiten los objetos más lejanos tarde mucho en llegar a nosotros y nos muestre el universo tal como era en su infancia hace miles de millones de años, cuando ese haz de luz recién inició su camino; mientras que la luz que viene desde objetos más cercanos se demora menos en llegar y nos muestra el universo como es hoy.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Entre los fenómenos que afectan a la luz podemos mencionar el Efecto Doppler, que nos es familiar en el caso de las ondas de sonido: cuando una ambulancia con su sirena sonando se acerca hacia nosotros, el sonido se percibe agudo, mientras que cuando la fuente sonora se aleja, se desplaza hacia registros más graves; algo así como iiiiiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuu. Lo mismo ocurre con la luz: mientras más rápido se aleja una fuente luminosa del observador, la luz que emite se desplaza hacia el rojo; si la fuente se mueve acercándose, su luz se desplaza hacia el azul.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    En este evento se creó el espacio y marca el origen del tiempo, por lo tanto, no sería válido preguntarse qué había antes, ya que no existía el tiempo. Tampoco es válido inquirir qué hay más allá del universo, ya que este ha contenido siempre todo el espacio, desde que tenía el tamaño de un granito de arena hasta lo que es hoy.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Si medimos la velocidad de Andrómeda, veremos que se está acercando a nosotros a ¡doscientos ochenta y ocho mil kilómetros por hora!, en curso de colisión con la Vía Láctea. Por suerte, Andrómeda está a una distancia de casi tres millones de años luz de nosotros, por lo que esto no ocurriría hasta unos siete mil quinientos millones de años más. Claro está que será un abrazo de proporciones. Para entonces, el Sol se habrá extinguido, ya que solo le queda combustible para brillar unos cinco mil millones de años más.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Un año luz corresponde a la distancia que recorre la luz en un año, esto es, 9,46 billones de kilómetros. Si mandamos un mensaje a un planeta que esté cerca del centro de la galaxia, demorará veintiocho mil años en llegarle, y veintiocho mil años más tarde, es decir, cincuenta y seis mil años después de que enviamos el mensaje, llegaría la respuesta.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    En 1979, mientras trabajaba en el Instituto Goddard (NASA) en la ciudad de Nueva York, realicé observaciones de los restos gaseosos de explosiones de supernovas en luz de ondas milimétricas, usando una antena que estaba ubicada en el techo del edificio de Astronomía de la Universidad de Columbia (Puppin Hall). Era el mes de febrero y la temperatura había descendido a dieciséis grados bajo cero. El cielo estaba cubierto, completamente gris, lo que significaba que había que dar por perdida esa noche, ya que ni la luz de la Luna llena podría atravesar esa gruesa capa de nubes. Así pensé, acostumbrada a trabajar con luz visual. Pero lo que ocurrió fue que con ese frío las nubes eran de hielo, no de vapor de agua, y por lo tanto eran absolutamente transparentes a las ondas milimétricas,

    ¡era como ver estrellas en una noche despejada!
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    En el cielo austral, entre menos sesenta y menos setenta grados, también encontramos dos galaxias satélites de la nuestra: la Nube Mayor de Magallanes y la Nube Menor de Magallanes, llamadas así porque a ojos de un observador inexperto pueden parecer nubes normales.
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