—¡Ey! —Se sienta muy cerca de mí, aún más cerca que antes. Intento no sacar demasiadas conclusiones de eso: tal vez solo se esté asegurando de que entra dentro del plano.
Entonces, me rodea con un brazo:
«No saques demasiadas conclusiones de esto», pienso.
—Estoy emocionadísima de estar aquí. —Se vuelve hacia mí, con la cara a solo unos centímetros de la mía y los ojos en mi boca.
«No... saques... demasiadas... conclusiones... de... esto».