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Libros
Sarah Maclean

Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja

Una de las reglas sociales más conocidas dice que una joven de buena familia nunca debería acudir a casa de un marqués de mala reputación y pedirle un beso apasionado. Sin embargo, para conquistar a este granuja, lady Calpurnia Hartwell deberá romper todas las reglas?
1. Besar apasionadamente.
2. Fumar puros y beber whisky.
3. Montar a horcajadas.
4. Practicar esgrima.
5. Asistir a un duelo.
6. Disparar una pistola.
7. Jugar a las cartas (en un club de caballeros).
8. Bailar todos los bailes en una fiesta.
9. Ser considerada hermosa. Al menos una vez.
450 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2021
Año de publicación
2021
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Opiniones

  • Constanza Martínez Pérezcompartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco
    💞Romántico
    🚀Adictivo
    🐼Adorable

    Me encanta!! Historia emocionante y divertida

  • Pamela Mgal.compartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó

    Uno de los mejores que he leído!!!

  • Carina Barrerascompartió su opiniónhace 5 meses
    🐼Adorable

Citas

  • Catalina Villagracompartió una citahace 5 meses
    «Si yo soy una emperatriz, él es el único hombre digno de ser mi emperador».
  • Victoriacompartió una citahace 10 meses
    Maldición, si hubiera sabido cómo sería la soltería, me habría casado con el primero que se me declaró.
  • Elena Herpercompartió una citahace 3 años
    —¿Sabías que la primera vez que me llamaste emperatriz fue aquí? ¿En este jardín?

    Él arqueó una ceja y ladeó la cabeza, intentando hacer memoria.

    —¿De veras?

    Ella escapó de sus brazos y se volvió de nuevo hacia la fuente.

    —Fue hace diez años. Yo había salido para esconderme en el laberinto, desesperada por escapar del fracaso que estaba resultando mi primera temporada. Tú estabas aquí. —Callie pasó los dedos por el agua lentamente mientras pensaba en aquella noche, hacía tanto—. Las palabras que me dijiste consiguieron que solo pudiera pensar en ti durante toda una década.

    La besó otra vez, centrándose en su voluptuoso labio inferior hasta que ella suspiró.

    —Pienso conseguir que pienses solo en mí durante mucho más tiempo —aseguró. Entonces le capturó la mano y le besó las puntas de los dedos—. Aunque sé que debería lamentar los años que has pasado esperándome, confieso que estoy encantado de que esperases hasta que abriera los ojos y, por fin, te viera, cariño. —La volvió a apretar entre sus brazos—. Pero me siento muy frustrado por no haberlo hecho antes… Podríamos llevar ya una década de felicidad y haber tenido un montón de críos que probaran nuestro amor.

    —Y dos cicatrices menos.

    Él se rió.

    —En efecto, diablillo.

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