n circunstancias normales, considero el tumulto caótico de la vuelta a casa vespertina la forma perfecta de concluir el día. Ver tanta ira y ansias de matar me relaja, consigue que me sienta unido a mi ciudad natal y sus dinámicos habitantes. Pero esta noche me costaba sentirme de buen humor. Jamás pensé que fuera posible, ni por un momento, pero estaba preocupado.