La democracia directa es la mejor alternativa para que Chile termine con las graves deficiencias que dominan su forma de practicar la democracia, y para que cambie rumbos en la dirección más conveniente. La democracia directa es la “llave maestra” capaz de evitar no sólo «caer para atrás”, sino que también es capaz de llevar a nuestro país hacia una mayor libertad, seguridad, prosperidad y cohesión social de forma autosostenida. Tal como Suiza lo empezó a hacer hace muchos años atrás, con resultados únicos y reconocidos en todo el mundo.