Lewis Carroll

A través del espejo y lo que Alicia encontró ahí

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  • Daniel Villegascompartió una citahace 8 meses
    pero nunca hoy. -
  • Daniel Villegascompartió una citahace 8 meses
    regla es: mermelada mañana y ayer.
  • Daniel Villegascompartió una citahace 8 meses
    Brillaba el sol sobre la mar! Con el fulgor implacable de sus rayos se esforzaba, denodado, por aplanar y alisar las henchidas ondas; y sin embargo, aquello era bien extraño pues era ya más de media noche.

    La luna rielaba con desgana pues pensaba que el sol no tenía por qué estar ahí después de acabar el dia... ¡Qué grosero! -decia con un moh¡n, -¡venir ahora a fastidiarlo todo!

    La mar no podía estar más mojada ni más secas las arenas de la playa; no se veía ni una nube en el firmamento porque, de hecho, no habict ninguna; tampoco surcaba el cielo un solo pájaro pues, en efecto, no quedaba ninguno.

    La morsa y el carpintero se paseaban cogidos de la mano: lloraban, inconsolables, de la pena de ver tanta y tanta arena.

    ¡Si sólo la aclararan un poco, qué maravillosa sería la playa!

    -Si siete fregonas con siete escobas la barrieran durante medio año, ¿te parece

    -indagó la morsa atentaque lo dejarían todo bien lustrado? -Lo dudo-confesó el carpintero y lloró una amarga lágrima.

    ¡Oh ostras! ¡Venid a pasear con nosotros! requirió tan amable, la morsa.

    -Un agradable paseo, una pausada charla por esta playa salitrosa: mas no vengáis más de cuatro que más de la mano no podriamos.

    Una venerable ostra le echó una mirada pero no dijo ni una palabra.

    Aquella ostra principal le guiñó un ojo y sacudió su pesada cabeza...

    Es gue quería decir que prefería no dejar tan pronto su ostracismo.

    Pero otras cuatro ostrillas infantes se adelantaron ansiosas de regalarse: limpios los jubones y las caras bien lavadas los zapatos pulidos y brillantes; y esto era bien extraño pues ya sabéis que no tenían pies.

    Cuatro ostras más las siguieron y aún otras cuatro más; por fin vinieron todas a una más y már y más... brincando por entre la espuma de la rompiente se apresuraban a
  • Daniel Villegascompartió una citahace 8 meses
    morsa y el carpinrero caminaron una milla, más o menos, y luego reposaron sobre una roca de conveniente altura; mientras, las otras las aguardaban formando, expectantes, en fila.

    -Ha llegado la hora -dijo la morsade que hablemos de muchas cosas: de barcos... lacres... y zapatos; de reyes... y repollos...

    y de por qué hierve el mar tan caliente y de si vuelan procaces los cerdos.

    -Pero ¡esperad un poco!- gritaron las ostras y antes de charla tan sabrosa dejadnos recobrar un poco el aliento ¡que estamos todas muy gorditas!

    -¡No hay prisa!- concedió el carpintero y mucho le agradecieron el respiro.
  • Daniel Villegascompartió una citahace 8 meses
    Siguió adelante, andando y andando, durante un buen trecho
  • Daniel Villegascompartió una citahace 9 meses
    Oyes la nieve golpeando sobre los cristales de la ventana, gatito? ¡Qué sonido más agradable y más suave! Es como si estuvieran dándole besos al cristal por fuera.
  • Brenda Amadorcompartió una citahace 4 años
    —. No me gustaría ser la prisionera de nadie; lo que yo quiero es ser una reina.
  • Brenda Amadorcompartió una citahace 4 años
    . No me gustaría ser la prisionera de nadie; lo que yo quiero es ser una reina.
  • Brenda Amadorcompartió una citahace 4 años
    Viene un barco cargado de H; amo a mi amor con H porque es hermoso; lo odio con H porque es horroroso. Lo alimento de…, de…, de habas y heno. Su nombre es Haigha y vive…
  • Alejandra Beltráncompartió una citahace 4 años
    ¿Cómo puede una hablar con una persona que se empeña en decir siempre la misma cosa?
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