El tañido de una flauta

Rosa María era incapaz de comprender lo que una persona como Carlos podía proporcionarle, no en el aspecto afectivo, sino en otros terrenos que constituían su verdadero intento de aventura espiritual. Le

¿Era posible escribir cuando todo complotaba para disminuirlo y fragmentarlo?

No tenía el menor caso tratar de localizarlo

Comentaban que bebía mucho, que había perdido su chiste, que de plano se había vuelto tonto.

Según amigos que regresaban de Europa, sus escritos eran fieles a la esterilidad y grisura de su vida

Por extraño que pueda parecer, y aunque cada encuentro resultara, fuera una u otra la razón, desilusionante, nunca había dejado de seguirle los pasos a través de aquella correspondencia ininterrumpida y de las crónicas que publicaba con cierta regularidad en periódicos mexicanos

Le extrañó el tono personal, tan ajeno a las formas que mecánicamente reproducían sus cartas y a las que había terminado por acostumbrarse

La conversación se volvió confusa; los dos hablaban a la vez sobre el tema.

No creo que el humanismo se pueda definir por la aparición o desaparición de un hombre en un cuadro

pintor vale en función de su capacidad de crear formas, o de alimentarlas y revivirlas. Para