El Frente de Liberación Popular —conocido popularmente como FELIPE— fue el primer grupo de oposición al franquismo formado por la primera generación que no había vivido la Guerra Civil. Sus integrantes tuvieron que hacer frente a la persecución, la tortura, el exilio y la muerte por defender unos ideales democráticos que ofrecían una nueva visión del socialismo al calor de las transformaciones de la izquierda en Francia e Italia, y del ejemplo que suponían los movimientos emergentes en Iberoamérica y Asia durante los años sesenta. Paralelamente, realizaban una crítica al intervencionismo soviético en Hungría y Checoslovaquia y pretendían encontrar una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo, así como también establecer una conexión entre cristianismo y marxismo.
La mayoría de sus miembros eran ciudadanos corrientes que, a diferencia de la “orgullosa” militancia del PCE, tuvieron la prudencia de mantenerse siempre en la más absoluta clandestinidad. Su actividad disidente pasó por diversas etapas durante las décadas de los cincuenta y sesenta, y se distinguió especialmente en los ámbitos cultural y social, con la publicación de libros o la concienciación de los barrios más humildes a través del apoyo de formaciones cristianas, como la Hermandad Obrera de Acción Católica, o sindicales, caso de las primeras Comisiones Obreras.