Conozco a los cuatro viejos hace mucho y me siento cómoda con ellos, no se me ocurre una pandilla de verano mejor. La gente mayor es amable, nos apreciamos mutuamente. Solemos hacernos felices y miramos a jóvenes y adultos como burlándonos de lo importantes que se creen. Nuestro sector no está del todo implicado en el mundo, nos refugiamos en un margen acolchado.