e miró, respirando todavía con dificultad, y enseguida levantó la vista hacia el ciclo, una tranquila extensión azul zafiro en la que seguían flotando las nubecillas blancas dejadas por la metralla; en sus ojos brilló una expresión de éxtasis, como si estuviera viendo a Jehová en toda su majestad allá en el cielo.
– Tengo una tie