Selva Almada

Ladrilleros

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
Luego de El viento que arrasa, su primera novela, verdadero acontecimiento literario debido a la gran aceptación de público y crítica, con Ladrilleros Selva Almada se consolida como una de las escritoras ineludibles de la literatura argentina contemporánea. Auténtica maestra de la novela, Afmada vuelve a poner en escena su mundo propio: personajes cinematográficos atrapados por un aire de violencia latente, por el clima del Litoral, por el habla popular de una lengua que es, al mismo tiempo, realista y poética, por la destreza para narrar, para contar una historia, para dejarnos sin aliento hasta el desenlace. Es una tentación contar la trama, hecha de amor y desamor entre hombres, de enfrentamientos entre familias, de desamparo… Pero mejor dejemos al lector descubrir una novela inolvidable.
Este libro no está disponible por el momento.
144 páginas impresas
¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?
👍👎

Opiniones

  • Ada Guzmáncompartió su opiniónhace 7 años
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo

    Genial. Me gustó todo: estilo, personajes, diálogos. Incluso su estructura me terminó gustando, aunque al principio era un poco confuso por la forma en que cambia el punto de vista de personaje en personaje y de presente a pasado, etc.. Personajes como estos, especialmente Tamai es lo que imagino cuando oigo "masculinidad tóxica".

  • martecompartió su opiniónhace 2 meses
    👍Me gustó
    🚀Adictivo

  • Ana Saenzcompartió su opiniónhace 2 años
    👍Me gustó
    💀Espeluznante
    🔮Profundo

Citas

  • martecompartió una citahace 2 meses
    Los filos hambrientos buscaron la carne enemiga.
  • martecompartió una citahace 2 meses
    A las armas las carga el diablo —dijo y los otros se le cagaron de risa. No le gustaban las armas de fuego.
  • martecompartió una citahace 2 meses
    Prendieron un cigarrillo y cada uno bebió de su jarra. Aunque Ángel era de por sí conversador, se mantuvo callado, como si no se la quisiera hacer tan fácil al hermano. Eso pensó Marciano, se está tomando revancha; pero, en realidad, el chango estaba perdido en sus propios pensamientos que eran uno solo: el Pájaro. Por fin sentía que tenía algo solo para él, algo tan inmenso que todo lo demás pasaba a segundo plano.

    —Y contame… en qué andás.

    —¿De qué?

    —Tus cosas.

    —Ah… bien. ¿Por?

    —Por nada. Por conversar… no nos vamos a tomar este porrón callados, ¿no?

    Ángel sonrió.

En las estanterías

fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)