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Samuel León y González

El cardenismo, 1932–1940

  • b1659493358compartió una citahace 3 años
    Visto hasta entonces como una solución política para reducir la presión de los campesinos y no como una alternativa económica, el reparto agrario no había hecho sino distribuir poca tierra y de baja productividad. Un documento oficial de 1937 destacaba los datos del censo de 1935: 59% de los ejidos existentes en el país —concentrados fundamentalmente en la zona central, la de mayor densidad demográfica— estaban compuestos por parcelas de no más de cuatro hectáreas, que muchas veces no tenían tierra laborable. Treinta por ciento se integraban por parcelas de entre cuatro y 10 hectáreas, y 9% por unidades de dotación de más de 10 hectáreas. De estos últimos, sin embargo, las tierras solían ser de mala calidad, sin irrigación ni condiciones climáticas favorables.20
  • b1659493358compartió una citahace 3 años
    El censo agrícola de 1930 mostraba que 3 626 000 habitantes, que representaban 70% de la PEA, se ubicaban en el sector primario. De ellos, 13 444 terratenientes, propietarios de más de 1 000 hectáreas cada uno, conservaban en sus manos 83.4% de la tierra en posesión de particulares
  • b1659493358compartió una citahace 3 años
    En los 20 años transcurridos desde la expedición de la Ley Agraria se habían entregado a los ejidatarios 10 085 863 hectáreas, que promediaban sólo 504 293 hectáreas por año19 a 535 192 ejidatarios, que representaban sólo 14.7% de la población ocupada en el campo.
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