Una de las características del buen ganador es saber ser un buen perdedor. No se trata de una paradoja. Sentirse capaz de convertir cualquier derrota en una victoria es algo distintivo de Harvard.
"Mala pata, Barrettt. Jugaste un partido embromado".
"Realmente, muchachos, me alegra que salieran bien. Quiero decir que ustedes necesitaban ganar a toda costa".