¿Una princesa de 40 años? ¿Pues que no una característica de las princesas es su juventud eterna, cintura pequeña, piel radiante y labios rojos y frescos? ¡Eso no era lo que yo veía cuando me asomaba en el espejo! Una vez que se abre la conciencia, el camino hacia la liberación ha comenzado. El primer paso es darse cuenta de la realidad, a través del dolor o de la alegría. Esto fue lo que me “atrapó” y me encantó del trabajo de las princesas Aurora y Laura, porque usan la poderosa herramienta del sentido del humor para crear conciencia sobre un tema que produce miedo: La crisis de la mediana edad. El sentido del humor, la risa, la reflexión y la complicidad están presentes en este libro que leí, porque la palabra “princesa” me acariciaba los oídos, el alma y calmaba mis miedos. Me pareció una forma muy dulce de explorar un tema tan amargo: envejecer.
