Usamos cookies para mejorar la experiencia en el sitio web de Bookmate y nuestras recomendaciones.
Para obtener más información, consulta nuestra Política de cookies.
Aceptar todas las cookies
Configuración de cookies
Berta Vías Mahou

Berta Vías Mahou

Traducciones de libros

Traducciones de audiolibros

Citas

Paola Landerocompartió una citael año pasado
alguien realmente sabio debe aprender que la verdadera dignidad de la vejez y de su vida es la resignación
Yatzel Roldáncompartió una citael mes pasado
—Händel se muere—le gritó al duque, del que sabía que era un gran amante de la música y el mejor protector de su querido maestro—. ¡Tengo que encontrar un médico!
Yatzel Roldáncompartió una citael mes pasado
Dueño ya absoluto de su cuerpo, el último día, cuando se disponía a partir de Aquisgrán, Händel se detuvo ante la iglesia. Nunca había sido especialmente piadoso, pero ahora, habiendo recuperado milagrosamente la capacidad de andar, al avanzar hacia el coro, donde se encontraba el órgano, se sintió conmovido por lo inconmensurable. Tanteando con la mano izquierda, rozó las teclas. Y sonó. Sonó de un modo claro y puro a través de aquel espacio receptivo, en quietud. Vacilante, lo intentó la derecha, la que durante tanto tiempo había permanecido cerrada, encogida. Y, he aquí que, también bajo ella, un acorde resonó como una fuente de plata. Poco a poco empezó a tocar, a improvisar, y la gran corriente le arrastró. Prodigiosos, los sonoros sillares se alzaron y montaron unos sobre otros, invisibles. Espléndidos, ascendían y ascendían por las airosas construcciones de su genio sin sombra, inmaterial claridad, luz sonora. Abajo, las monjas y los fieles, anónimos, escuchaban con atención. Jamás habían oído tocar a un hombre de esa manera. Y Händel, la cabeza inclinada con humildad, tocaba y tocaba. De nuevo había encontrado el lenguaje con el que hablaba con Dios, con la eternidad y con los demás mortales. De nuevo podía componer. De nuevo, crear. Sólo ahora se sintió restablecido.
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)