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María Iordanidu

    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    Cuando insultas en ruso, tu alma se alivia. El insulto ruso es una catarsis y una terapia para los acomplejados. Dos palabras bastan para insultar a ancestros y descendientes hasta la séptima generación. Con cuatro ya se puede amenazar al prójimo de hacerlo un nudo y limpiarle el trasero con su propia nariz
    Gelivmecompartió una citael año pasado
    —El ministro de Justicia—le respondió el cadí.
    —Y por encima del ministro, ¿quién está?
    —El gran visir.
    —¿Y por encima del gran visir?
    —El sultán, que Dios le conceda larga vida.
    —¿Y por encima del sultán?
    —El Profeta.
    —¿Y por encima del Profeta?
    —¡Dios!
    —¿Y por encima de Dios?
    —¿Por encima de Dios? Nada.
    —¡Ahí lo tienes, yo soy nada!—dijo Hodja.
    Y entre una cosa y la otra, el pueblo cuenta anécdotas y de ese modo saca un poco de su pesar
    Adán Delgadocompartió una citahace 3 meses
    Y así, cuando Ana abrió los ojos, se encontró con que estaba en un cuarto con tres prisioneros de guerra austríacos: Frantz, Vánek y el buen soldado Švejk, que por ese entonces era desconocido en la mayor parte del mundo porque todavía no había tenido tiempo de inmortalizarlo su compatriota Jaroslav Hašek.
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    «Venid a gobernarnos, porque nuestro país es grande y abunda en riquezas, pero carece de orden». Eso fue lo que antiguamente le dijeron los eslavos a los invasores varegos que habían bajado del norte para conquistarlos.
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    así, cuando Ana abrió los ojos, se encontró con que estaba en un cuarto con tres prisioneros de guerra austríacos: Frantz, Vánek y el buen soldado Švejk, que por ese entonces era desconocido en la mayor parte del mundo porque todavía no había tenido tiempo de inmortalizarlo su compatriota Jaroslav
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    Así es Rusia. Un país oriental, hospitalario. Rusia sabe cómo atraerte hasta su seno y engullirte. Te baña en júmeli, te embriagas y olvidas el lugar donde naciste. Empiezas a querer comer borsch todos los días, y a no poder vivir sin té.
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    —¿Estás loca?—le dijeron en el mejor alemán que podían, porque los tres eran checos—. ¿Acaso estás mal aquí? Nosotros para lograr que nos hicieran prisioneros de guerra hemos arriesgado la vida. Quédate aquí a comer tranquila y a beber tranquila hasta que acabe la guerra. La vamos a pasar muy bien.
    —El mejor escondrijo son los hospitales—sentenció Frantz.
    —Sí, sí—corroboró Vánek—, yo poco antes de que termine mi cuarentena intentaré ir a la barraca de al lado a ver si me contagio de difteria.
    —Lo mejor es contagiarse de viruela—opinó Švejk—. Con la viruela, no se atreven
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    ¡Vaya cerebro de apipizca el tuyo
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    Todos los jóvenes atraviesan una crisis de melancolía, aun si defecan regularmente. Les agarra así—¡puf!—comme
    Penélope C.compartió una citahace 2 años
    ça. Se enamoran de Sarah Bernhardt o de Oscar Wilde y se suicidan, o deciden practicar el ascetismo y se meten en un convento, o se vuelven anarquistas y tiran bombas por aquí y por allá
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