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Esther Seligson

  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citahace 2 años
    El tiempo es meramente una larga germinación. Desciendo hacia lo divino, y paso a paso el corazón va encontrando su silencio, su luz, la certeza de hundirse, hundirse sin querer rescate alguno, nunca, nunca más, hasta la fusión en el alma de los mundos...
  • Berenice Torrescompartió una citael año pasado
    Confieso no haber nacido
    para la maternidad
    ni para matrimonio
    y confieso haber violentado
    premeditada alevosa
    ambas prisiones
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    ¿Cómo hacer para que los cuerpos estén, no en el recuerdo, no en la imagen tras los ojos, sino en el lecho, en la piel, en los dedos? En la ausencia apenas cabe encerrar al tiempo ido en una cajita de cristal, prensarlo entre las hojas de un libro, detenerlo en una fotografía, y abanicarlo de tanto en tanto, hasta que se despierte y nos reintegre al olor, al matiz, a la sensación del instante buscado; o confundir sitios, nombres, fechas, lluvias, como escolares que revuelven una historia con otra y la verdadera con su propia fantasía y el aburrimiento en clase.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    Todo, ahora, por complejo o sencillo que sea, requiere y llama tu atención. El mundo te queda grande, y más grande te quedará conforme vayas creciendo, pues el asombro no cesa nomás porque la edad se nos vaya aumentando en años. Y mira tú si no es así: doce meses después de que naciste ya las solas sombras de los árboles en el jardín no bastan para atraparte la mirada. Ahora son tus gritos y el dedo quienes las persiguen y quieren cazar el viento que mueve a las hojas y figuras de papel de china, de estambre, de madera, que penden sobre tu cuna donde cada día pasas menos tiempo, ocupada en recorrer a gatas de abajo arriba y hacia todas partes las habitaciones.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    Las imágenes de los libros también te cautivan, y no solo los ojos, sino que quieres tomarlas con las manos, entrar en ellas como lo haces cuando te sientas en el enorme libro de escenas de animales que casi te dobla la estatura, eterna Alicia en su país de maravillas. Pero ¿es así realmente? Aprendes a designar a las cosas, escuetas, por su nombre, sin darles ningún sentido oculto, nada fuera de lo que la palabra dice: coche, cubo, pelota. Para cada uno de los animales, en cambio, tu madre tiene una canción especial que mimas moviendo los brazos, la cabeza, o con carcajadas.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    Me condenaste al silencio, me condené yo misma en la obstinación de querer tocarte, una vez más, obstinación de llevar la sed de mar pegada a los huesos, cantos de sirena loca… No te culpo de nada. Solo me avergüenza un poco mi necedad, ese impulso de extender la mano para dejarla arder sin piedad a cuenta de un sueño, de un deseo: la idea absurda de rescatarte, redimirte el desamparo, la soledad, esa servil mansedumbre de aceptar lo que llamas Destino como una tarea impuesta por oscuros dioses inexistentes.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    Mi delirio fue querer que esa aproximación no acabara jamás, que siempre estuviera llegando… Un error de cálculo en el irreparable tránsito del cuerpo. Confundí los signos: lo que parecía indicio inequívoco resultó quimera; el sendero claro, laberinto, y su hilo mágico, círculo de recurrencias. Mía fue la necedad, cierto. Mía la cosecha, también. La Esfinge no guardaba ningún secreto. Tampoco puedo asegurar que me engañara. Ella no planteó nunca enigma alguno, o pregunta. Nada. Estuvo ahí, sigue ahí, muda, quieta. Como hechizada, también. Fui yo quien le volvió la espalda… Inconsolable…
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    Aquí estoy, sentada, quieta, y sin embargo me tambaleo, crujen los huesos como madera herida por un sol a plomo o ramas de tamarisco barridas por el huracán, pero todo esto es lento, en sordina, insisto, apenas humano, apenas diurno, una burbuja, nubarrón espeso, ceniciento, un balanceo de barcas varadas en el sopor veraniego...
  • Ana Saenzcompartió una citahace 5 meses
    Seligson es una experiencia de lectura llevada al límite, una creación radical inasimilable por una época apresurada y ligera. Nada menos complaciente que la narrativa de Seligson; nada más abierto al viaje hacia otras más amplias y poderosas realidades.
  • Flor de lizcompartió una citahace 3 meses
    Triste porque todo le parece extraño, porque hay una voz en los rincones y le grita intrusa, porque ve sombras y es de día y las sombras están en los ojos de Ernesto, en el contorno de las cosas y avanzan hacia ella
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