Gianmarco Manfrida

  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    el Modelo de las Realidades Compartidas, que Gianmarco presenta en sociedad en este libro.
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    Según este modelo, las historias terapéuticas que se “devuelven” a los pacientes, las parejas o las familias, para ser útiles deben ser plausibles, convincentes y estéticamente válidas.
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    La interacción entre el terapeuta y el paciente (individuo, pareja, familia...) provoca la aparición de historias que tienen consecuencias prácticas en la vida de todos, incluso en la del propio profesional (aunque éstos no siempre pierdan el trabajo, como en el caso del Hombre Ilustrado). Entonces, ¿las historias que emergen, lo hacen con independencia del terapeuta, que solo es el espejo en el que se estructuran el pasado, el presente y el futuro en el pensamiento, en la vida del paciente? O bien, ¿juega el que las suscita un papel más activo en estas historias?
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    El referente científico estaba cambiando: la cibernética y la teoría de la comunicación dejaban paso a la biología y la termodinámica como fuente de inspiración para los terapeutas. Biólogos como MATURANA y VARELA, y bioquímicos como PRIGOGINE se convirtieron en los autores de referencia, en nombre de una nueva epistemología ensalzada. Esta revolución consistió básicamente en la inclusión del observador/terapeuta en el sistema observado: mientras en la cibernética de primer orden el foco estaba puesto en el paciente y su familia, empezó a considerarse prioritaria la relación entre el terapeuta y el sistema. El concepto de conocimiento objetivo dejó paso a una idea de conocimiento mediante la autorreflexividad: todo acercamiento al mundo solo es posible mediante la mediación del propio observador, que contribuye, por lo tanto, de forma decisiva a “construir” una realidad de por sí desconocida
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    El mundo se vuelve muy “complejo” (BOCCHI y CERUTI, 1985; CERUTI, 1986) y para conocerlo en los límites posibles solo se pueden comparar distintas descripciones; de ahí lo importante que resulta el lenguaje. Otro aspecto innovador ha sido la revalorización de los individuos y, mediante éstos, de las emociones y de los afectos: la “caja negra” que incluía, según los terapeutas conductistas pioneros, lo que no se podía observar de forma directa, se destapaba y el terapeuta también estaba autorizado a ocuparse, además de señalar esquemas repetitivos de comportamiento, del mundo interior del individuo, practicando inferencias
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    repetitivos de comportamiento, del mundo interior del individuo, practicando inferencias.
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    sobre todo en los trabajos de MATURANA y VARELA (1985, 1987), se impuso la idea de “interacción no instructiva”: cada sistema vivo es por definición hermético al entorno y distinto a éste, las interacciones con otros sistemas no pueden inducir cambios directos en un sentido previsible, sino solo perturbaciones a las que cada sistema responde en función de su estructura, condicionada por la historia de su organización. La intervención del terapeuta sobre el paciente y su familia no es por tanto, capaz de provocar modificaciones preestablecidas, no puede ser “instructiva”: solo mediante un proceso de observación de la retroalimentación es posible establecer qué significado se atribuye a la intervención
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    todas las teorías han dejado de ser absolutas y solo son narración, es oportuno centrarse en las micronarraciones, sin pretensiones de veracidad, más que en los sistemas de pensamiento complejos. Los puntos de vista, todo lo que hay de conocido en este mundo cuya realidad queda excluida, no son ni mejores ni peores, ni más ni menos reales que los demás; existen como mucho las verdades que tienen un valor convencional en el seno de alguna comunidad. Incluso el individuo, detrás del sistema, se considera “fragmentado”, dotado de una identidad débil, “saturada” (GERGEN, 1991) por los innumerables mensajes que le llegan de su entorno. La identidad individual se fragmenta, dando lugar a la multiplicidad del Yo que es continuamente variable en función del contexto, las situaciones, las interacciones e incluso los mensajes que recibe. Sin identidad del sistema y sin ni quisiera individuos completos, el terapeuta, perdido en el mar del relativismo absoluto, sin modelos de referencia, “saturado” él también y dotado también de una identidad incierta, ¿cómo y sobre qué puede trabajar? L. HOFFMAN (1990, 1992) propone encontrar una base más sólida gracias al “construccionismo social”; “aunque el mundo sea irreconocible, se puede trabajar sobre las convenciones sociales que lo sujetan”
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    Las ideas, los conceptos y la realidad que emergen del intercambio social, se aprenden mediante el lenguaje y los valores se asumen y se concretan al ser compartidos socialmente
  • Ricardo Mejía Lópezcompartió una citahace 2 años
    Ante esta perspectiva, en la que las historias se comparten con los demás o son por lo menos capaces de mantener una identidad porque las hemos vivido de forma congruente con nuestras propias imágenes, la terapia se convierte en un proceso de reconstitución, en la que los pacientes y la familia recuperan la posibilidad de crear, interactuando con el terapeuta, nuevas historias que les hace más fuertes y disminuyen su sufrimiento
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