El libro que tengo en la mano es La trilogía de Nueva York. Auster, hermético pero liviano, tan sencillo y sin embargo tan retorcido, paranoico a la par que lúcido, y con un cielo abierto entre cada palabra. Johanna y yo estábamos de acuerdo en ese punto, y cuando la fiebre remitió un par de semanas después, lo volví a leer en busca de