María Yolanda Zamora Puente

Si ves a una sirena

hazte el disimulado…

Si ella te ve a ti

¡no hay nada que hacer!

Estás acabado…

Cuando la sirena padece mal de amores

una rémora le oprime el pecho

y no puede respirar.

Entonces le crecen los suspiros

convoca al sonoro viento

el Euro, al Noto

al impetuoso Céfiro y al Bóreas

que hincha inmensas olas.

Las sirenas viven

de añoranza y presentimiento…

No creas

a una sirena

cuando te diga que te ama.

Su amor va y viene

corriente ciclónica

con vocación de arrasar,

y cuando la tormenta pasa

no quedan sobre la arena

sino cristales de sal…

Cuando el marino quiso al fin

entregarse a la sirena

ella

ya lo había olvidado…

Y en el amanecer del siglo

Tiresias el adivino

atisba el horizonte

y descubre sorprendido

a la nueva criatura:

mujer libre como sirena

capaz de recorrer

todos los mares de la tierra

y sirena gozosa

plenamente capaz

de ser mujer…