EL CABALLITO DE MADERA GANADOR: Era una mujer hermosa. Tenía todos
los atributos que puede deparar la vida, y sin embargo, la suerte no la acompañó. Se
casó por amor, y el amor se hizo añicos.
Tuvo hermosos hijos. Entonces no pudo amarlos. Ellos la miraban con frialdad, como si
la culparan de algo. Y ella pronto sintió que tenía que ocultar alguna falta.
Sin embargo, nunca supo cuál fue la culpa que debía encubrir. Y cuando sus hijos
estaban presentes, se le endurecía el corazón.
Esto la inquietaba, y en su inquietud trataba de mostrarse afectuosa y siempre
predispuesta a ellos, como si los amara.
Sólo ella sabía que en su corazón conservaba un rincón duro por el que no podía sentir
amor, no podía amar a nadie…
UN VIDRIO DE COLORES: El joven Colbran ejerce de párroco en Beauval, la
mayor parroquia en extensión de Inglaterra que se adentra en el Bosque de Sherwood.
Padece una extraña deformación en la cara. Relata a uno de sus feligreses, cómo fue
mozo de caballerías en la Mansión R. Newthorpe. Allí le mordió un caballo. Como
venganza mató al animal y por ello fue severamente castigado. En represalia por tan
tremendo castigo, una noche incendió la cuadra y el fuego llegó a la mansión
destruyéndolo todo complejo. Tiene que huir para escapar de una muerte segura. A
partir de entonces, vivirá asilvestrado, pero la hija del molinero acude en su ayuda...