Carta de Vita Sackville-West a Virginia Woolf (Lee Daniela Pal)

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Vita Sackville-West fue una escritora y diseñadora de jardines nacida en Inglaterra. A inicios de la década del 20, conoció a Virginia Woolf. Las dos estaban casadas, pero iniciaron un romance. Quizás fue algo más que un romance. Se convirtió en un símbolo; en uno de los idilios lésbicos más icónicos del siglo XX.

Vita le escribe a Virginia esta carta en el medio de un viaje. Lo hace en las paradas del tren. La extraña. La ama desesperadamente. “Has roto mis defensas”, le dice. Lee la actriz Daniela Pal.

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Estoy reducida a un objeto que quiere a Virginia. Te escribí una carta hermosa en las horas de insomnio y de pesadilla, y todo se ha ido: te extraño, en una manera humana, desesperada y bastante sencilla.

Tú, con todas tus cartas sin boberías, nunca escribirías una frase tan elemental como esa; quizás ni siquiera lo sientes. Y aún más, creo que sientes un pequeño hueco. Pero vestirías en tan exquisita forma la frase que perdería un poco de su realidad.

Mientras que conmigo es bastante absoluto: yo te extraño aún más de lo que podría haber creído; y estaba preparada para extrañarte mucho. Así que esta carta es apenas una protesta de dolor realmente. Es increíble cuán esencial has llegado a ser para mí. Supongo que estás acostumbrada a personas que dicen estas cosas.

Maldita seas, criatura consentida; yo no haré que me ames nada más alejándome como ahora pero, ah mi querida, yo no puedo ser astuta y reservada contigo: te quiero demasiado para eso. Demasiado sinceramente. No tienes la menor idea cuán reservada puedo ser con personas que yo no adoro. Lo he convertido en una de las bellas artes. Pero has roto mis defensas. Y yo no lo resiento realmente.

Sin embargo, no te aburriré con más.

Hemos arrancado de nuevo, y el tren se sacude otra vez. Tendré que escribir en las estaciones –que afortunadamente son muchas a través de la llanura.

Ahora estoy en Venecia.

Las estaciones eran muchas, pero yo no negocié el Oriente Express para parar en ellas. Y aquí estamos en Venecia durante diez minutos solamente –un tiempo despreciable para tratar de escribir–. Sin tiempo de comprar un sello italiano aún, así que esto tendrá que salir desde Trieste.

Las cataratas en Suiza se congelaron en sólidas cortinas iridiscentes de hielo, colgando sobre la piedra; tan encantador. E Italia toda cubierta de la nieve.

Arrancamos otra vez. Tendré que esperar hasta Trieste mañana por la mañana. Perdóname por favor por escribir una carta tan miserable.

Vita.



0:05:25
Editorial
Epistolar
Series
Epistolar
Año de publicación
2020
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