Carta de Groucho Marx a la Warner Brothers (Lee Arturo González-Campos)

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Los Hermanos Marx estrenaron la película cómica “Una noche en Casablanca” en 1946. Cuando estaban por sacarla, recibieron una amenaza legal de la Warner Brothers por el uso de la palabra “Casablanca”, que se había estrenado cuatro años antes. Aunque claro, el reclamo era ridículo. Antes que cualquier película, Casablanca es el nombre de una ciudad en el oeste de Marruecos.

¿Cómo respondieron los Marx? Con esta carta, escrita por el brillante Groucho. Después de este texto y de otros con similar tono de burla, la Warner no se quejó más. Y la película se llamó, finalmente, “Una noche en Casablanca”. Lee el cómico y guionista Arturo González-Campos.

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Queridos Warner Brothers:

Al parecer hay más de una forma de conquistar una ciudad y de mantenerla bajo el dominio propio. Por ejemplo, hasta el momento en que pensamos en hacer esta película, no tenía la menor idea de que la ciudad de Casablanca perteneciera exclusivamente a los Warner Brothers. Sin embargo, pocos días después de anunciar nuestra película recibimos su largo y ominoso documento legal en el que se nos conminaba a no utilizar el nombre de Casablanca.

Parece ser que en 1471, Ferdinand Balboa Warner, su tatarabuelo, al buscar un atajo hasta la ciudad de Burbank, se tropezó con las costas de Africa y, levantando su bastón (que más tarde cambió por un centenar de acciones en la bolsa), las denominó Casablanca.

Sencillamente, no comprendo su actitud. Aun cuando pensaran en la reposición de su película, estoy seguro de que el aficionado medio al cine aprendería oportunamente a distinguir entre Ingrid Bergman y Harpo. No sé si yo podría, pero desde luego me gustaría intentarlo.

Ustedes reivindican su Casablanca y pretenden que nadie más pueda utilizar ese nombre sin permiso. ¿Qué me dicen de Warner Brothers? ¿Es de su propiedad también? Probablemente tengan ustedes el derecho de utilizar el nombre de Warner, pero, ¿y el de Brothers? Profesionalmente, nosotros éramos Brothers mucho antes que ustedes. Hacíamos ya la ronda de las candilejas como The Marx Brothers cuando la Vitaphone era todavía un simple destello en el ojo del inventor, e incluso antes de nosotros ha habido otros hermanos: los Smith Brothers (fabricantes de pastillas para la tos), los Karamazov Brothers; Dan Brothers, un centrocampista del Detroit; y Brother, can you spare me a dime? (que originalmente se llamaba Brothers, can you spare me a dime? pero esto era reducir demasiado la moneda, así que despacharon a un hermano, dieron todo el dinero al otro y lo dejaron en Brother, can you spare me a dime?).

Y ahora, Jack, hablemos de usted. ¿Diría Usted que es el suyo un nombre original? Pues no lo es. Se utilizaba mucho antes de nacer usted. Sobre la marcha, recuerdo dos Jacks: había el Jack de Jack and the beantalk (cuento infantil) y el Jack el Destripador, que se hizo un bonito renombre en su día.

En cuanto a usted, Harry, seguramente firmará sus cheques con la firme convicción de que es usted el primer Harry de todos los tiempos y de que todos los demás Harrys son impostores. Recuerdo a dos Harrys que le precedieron. Existió Lighthouse Harry de fama revolucionaria [se refiere a Light Horse Harry y también un Harry Appelbaum que vivía en la esquina de la calle 93 con Lexington Avenue. Desgraciadamente, Appelbaum no era demasiado conocido. La última vez que supe de él, vendía corbatas en Weber y Heilbroner.

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Editorial
Epistolar
Series
Epistolar
Año de publicación
2020
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