Este episodio de Epistolar tiene dos cartas, tres protagonistas y un actor. Los surrealistas Salvador Dalí y Luis Buñuel tenían una gran afición, algo que compartían y disfrutaban muchísimo. Les encantaba provocar al establishment cultural español.
En la primera carta que vas a escuchar, le escriben a Juan Ramón Jiménez, que en ese momento era un escritor muy popular y respetado. Le dicen, sencillamente, que su obra "Platero y yo" les pareció una mierda.
El premio Nobel de Literatura les responde con desdén y con humor corrosivo.
Lee el actor y locutor español Jessie Martínez Jiménez.
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Nuestro distinguido amigo:
Nos creemos en el deber de decirle -sí, desinteresadamente- que su obra nos repugna profundamente, por inmoral, por histérica, por cadavérica, por arbitraria. Especialmente: ¡Merde! para su "Platero y yo", para su fácil y malintencionado "Platero y yo", el burro menos burro, el burro más odioso con que hemos tropezado. Y para usted, para su funesta actuación también: ¡Mierda!
Sinceramente, Luis Buñuel y Salvador Dalí.
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Mis muy “surrealistas” y muy conocidos:
Estoy completamente de acuerdo con ustedes y con el tercero que se oculta con ustedes: cuanto yo he publicado hasta el día no tiene valor alguno, y me avergüenzo, lo he dicho muchas veces, de la mayor pare de mi obra escrita; y cuanto puedan ustedes decirme de ella me lo he dicho yo con mi propio léxico, aun cuando, por desdicha mía, y según dicen constantemente los críticos de ambos sexos y del otro sexo de ustedes, haya salido de ella la mejor parte de la escritura actual española e hispanoamericana en verso y prosa, lírica y crítica. Pero ustedes son, además de unos surréalistes, unos majaderos y unos cobardes. Porque al escribir en esa jerga francocatalana, ni siquiera saben ustedes ponerse a hacer en español sus más imperiosas necesidades; porque para mí merde no es nada; y, además, porque ustedes saben de antemano que yo no puedo contestarles en esa lengua trasera que es la palabra propia de ustedes. No iba yo a cometer la ridiculez tampoco de enviarles mis padrinos masculinos, femeninos ni “manfloritas” como les dicen a ustedes en mi Moguer. También sabrán ustedes que mis amigos se alegran mucho de su carta y juzgan que ustedes han hecho bien en espeler en ella el vivo retrato de los dos.
Gracias de este admirador de sus técnicas.
J. R. J.