Esta novela, el tercer caso que le cae entre manos a la siempre lista Ruth Epelbaum –investigadora de cincuenta y pico, nunca taxi y todavía en carrera-, empieza con un sangriento desfile de modas y termina en otro que quién sabe. Entre los dos eventos -tan fashion que irrumpen como el parpadeo de la puerta del frizzer en el verano porteño- hay dos asesinatos por lo menos, un suicidio comprobado y una muerte acaso accidental. La figuración paqueta incurre en los lugares comunes de Barrio Norte, alta costura y bajos instintos y hasta un par de modelos mellizas, altas y tan frágiles como peligrosas, listas para el crimen.