No tengan, aparentemente, en cuenta sus sentimientos y necesidades.
Los critiquen e ignoren constantemente.
No quieran molestarse por agradarles.
Renieguen, exijan y se quejen—y parezcan comportarse como si tuvieran derecho a hacerlo.
No los hagan sentir verdaderamente necesarios y valiosos como hombres.
No consideren una prioridad el que el hogar sea realmente “acogedor.”
No los traten con respeto.
Recuerdalo