En este sentido, las ideas no son abstracciones, sino que acaban integrándose en los programas arquitectónicos y emergen como los principios operativos de un edificio. En los últimos años del siglo XX y los primeros del siglo XXI debe darse prioridad a los desafíos arquitectónicos urgentes y de gran tamaño de un modo directo y cargado de significado. Es en la esfera de las ideas donde se ampliará la medida perceptiva final de las contribuciones de la arquitectura.