Irasema Fernándezcompartió una citahace 4 años
Yo lloraba, pues, de placer. En este caso concreto, del placer de la politización, o sea, el placer de emerger de los fangos de una situación de sometimiento. El placer de localizar el dedo índice de la mano, estirarlo y dirigirlo contra tu sometedor. Aprender a señalar, pasar de víctima a sujeto: ese placer.
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