Para tener una idea del grado de iluminación que se supone que ha alcanzado quien se convierte en dalái-lama, cabe reproducir la fórmula que los fieles recitan a menudo: «Me refugio en Buda, en la doctrina y en la comunidad, y confío por completo en el Lama». En la jerarquía política del Tíbet, sólo se sitúa al mismo nivel que el dalái-lama el tashi-lama, que reside en el monasterio de Tashi y es considerado la encarnación de otra alma iluminada, la de Chenresik.