Fabián Camposcompartió una citahace 5 años
Había querido llevarse el perro, pero él lo contempló adormilado junto a las muletas y lo acarició con la punta de los dedos. Dijo: «Lo siento, pero Mister Woodrow Wilson se va conmigo». Le pidió a ella que lo amarrara en la pata del catre mientras él escribía, y ella lo hizo con un nudo falso para que pudiera soltarse. Aquel había sido su único acto de deslealtad, y estaba justificado por el deseo de seguir recordando al amo en los ojos invernales de su perro. Pero el doctor Urbino la interrumpió para contarle que el perro no se había soltado. Ella dijo: «Entonces fue porque no quiso». Y se alegró, porque prefería seguir evocando al amante muerto como él se lo había pedido la noche anterior, cuando interrumpió la carta que ya había comenzado y la miro por última vez.

—Recuérdame con una rosa —le dijo.
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