Supimos después, por los vecinos de su edificio, que ella misma se había bañado en disolvente para óleos y se prendió fuego en su habitación. La noticia salió en todos los diarios. Alguien pronunció la palabra «esquizofrenia». Para mí la explicación era simple: Ximena había resuelto escapar de una vez por todas al cautiverio de su vida.