Pues bien, tal como han observado muchos historiadores, los mayores genios y los mayores criminales han nacido de familias absolutamente anónimas y normales, que de generación en generación no han presentado ningún individuo «original» sino muchos casos de personas que han seguido la rutina cotidiana con pequeños vicios y virtudes. Entonces, nace repentinamente un individuo que desde los primeros años de su vida (este es para nosotros el aspecto más importante) muestra unas capacidades o unas perversiones excepcionales.