Como Consolador, el Espíritu nos ayuda en todos los aspectos de nuestra vida. Él nos aconseja, nos anima, nos alienta, nos fortalece. Como Espíritu de Verdad da testimonio de Jesús. Él nos enseña como Jesús enseñó a sus discípulos – y más aún. Él nos ilumina, nos guía, nos trae cosas a la memoria, nos muestra los principios del Reino y aún