La cita de su vida
El lunes comienza a soñar con el encuentro. El martes se entusiasma pensando en que se acerca. El miércoles revisa su vestuario. El jueves pide turno en la peluquería. El viernes lo soporta como puede. El sábado aborda la calle con una sonrisa de expectación. Durante la mañana del domingo llora. Cuando nota que vuelve a soñar, ya es lunes y hay trabajo.