Él es la única experiencia que podemos tener con Dios Todopoderoso, la única manera en que podemos aplicar a nuestras vidas la obra de Jesucristo y la única manera en que podemos entender la Palabra de Dios. Sin el Espíritu Santo somos como los discípulos antes de Pentecostés, sinceros pero luchando con la confusión y la derrota