«Yo era un misionero sin importancia, casi un hereje, pero trabajé duro y a tope en la viña porque era divertido, divertido. ¿En qué otro sitio podría un fogoso chico norteamericano mentir, matar, engañar, robar, timar, violar o saquear con la autorización y la bendición de Su Alteza? ¡Un rollo fabuloso, hermano!».