De la misma manera en que es imposible saltar con un paracaídas por partes, es imposible entregarse al plan de Dios por partes. Tiene que ser como dicen en Colombia: ¡De una! Hay veces que uno no quiere soltar lo que ha levantado por tanto tiempo, uno prefiere hacerlo por partes. Es como si un bebé que ya está por nacer le dijese a su mamá: “Mamá, hoy solo quiero sacar un brazo, mañana puede ser una pierna y ya cuando me sienta cómodo, si puedo, naceré del todo”. ¿Creen que la mamá sobreviviría ese parto? ¡No! Así como es en lo natural, es en lo espiritual. Me gusta llamarlo la ley de la entrega. Ésta no puede ser parcial, solo funciona cuando la entrega es total. La Biblia es muy clara en mencionar este principio; así como no pueden haber dos señores en nuestra vida, no podemos tener dos arquitectos.