Elyse Hernándezcompartió una citahace 5 años
parque Steglitz, dejando volar tu imaginación para acompañarme en mis peripecias a la búsqueda de mis sueños. Y es que los sueños son la base de la vida. Sin sueños no somos más que cuerpos perdidos que vagan por lo cotidiano. No olvides nunca que soy libre porque tú fuiste libre y me comunicaste esa felicidad. Algún día, cuando deje de escribirte...»
–¿Por qué va a dejar de escribirme? –se envaró Elsi.
–No sé, déjame que siga.
–Está triste –musitó con el rostro atravesado por un rictus de seriedad.
–Yo no lo creo así.
–Pues lo está –insistió la niña.
–¿En qué lo notas?
–Habla de cosas diferentes.
Era una buena carta. De las más bonitas que había escrito. Y seguía el plan diseñado para poner punto final a la correspondencia de Brígida.
Sin embargo... Bueno, tal vez sí.
Rezumaba el prematuro aroma del adiós.
Y ella lo había captado.
–Una persona no siempre tiene ganas de reír, o de cantar. A veces se detiene y, simplemente, se siente en paz. ¿No te ha dicho al comenzar que está en mitad de la sabana africana, rodeada por esa inmensa tierra salvaje y maravillosa? Es como si la oyeras suspirar, ¿no te parece? Yo creo que es una carta muy hermosa.
–Lo es, pero suena distinta.
–Creo que Brígida está creciendo –repuso con tacto–. Y tú también, si eres capaz de darte cuenta de esa diferencia.
–¿Y qué ocurre cuando las niñas y las muñecas crecen?
«Se olvidan de que un día fueron niñas y muñecas», pensó.
Pero no se lo dijo
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