Así pues, mientras que ni la pérdida de oído ni la edad por si solas son suficientes para causar alucinaciones auditivas, la conjunción de un cerebro envejecido con problemas de oído u otros factores podría romper el frágil equilibrio entre la inhibición y la excitación hacia una activación psicológica de los sistemas auditivos y musicales del cerebro.