Una noche me encuentro solo en la cubierta mirando las estrellas cuando se acerca un extranjero y me pregunta si entiendo de astronomía. Me dan ganas de suicidarme ahí mismo por ignorante. ¡Claro que no sé de astronomía! ¡Y no necesito saber nada de astronomía! Permanezco en silencio. Entonces, el extranjero empieza a contarme la historia de las siete estrellas que conforman la constelación de Tauro y concluye afirmando que tanto las estrellas como el mar son creaciones de Dios. Por último, me pregunta si creo en Dios. Yo sigo contemplando el cielo en silencio.