El tiempo se dice de muchas maneras y Borges lo sabía, y habiendo fracasado en su intento por refutar el tiempo que impasible continúa su curso, reivindicó el tiempo que es uno con nosotros, apartándose así de quienes confunden el tiempo con su medida, en palabras de Agamben, como también de quienes sustantivan al ser que somos nosotros, se preguntan por su verdad, su identidad, al margen de la temporalidad, o mejor aún, de la historicidad.