concierto no podría proceder a menos que él despejara el escenario. Era tan vital, a su manera, como el director. Pero en nuestro mundo, tendemos a aplaudir solamente a este último, o al mariscal de campo en el fútbol americano, o al ejecutivo principal de la empresa. Nos olvidamos de todos los demás que tienen una responsabilidad en el éxito de un equipo.