No se puede entender realmente el alcance de este fenómeno si no se asume de entrada un dato fundamental: aunque aparezca de pronto frente a nuestra conciencia, como si surgiera de «otra parte», la intuición no nos es ajena o exterior. Por el contrario, en realidad es sólo un medio —interno en nuestro propio funcionamiento— de restablecer la conexión con la fuente de nuestro ser más profundo, con esa energía vital que alimenta nuestra existencia.