l viaje a Sajalín ayudó a Chéjov a comprender por qué escribía y a reflexionar sobre los fines de la escritura. La enseñanza que extrajo (o que vio confirmada) se resume quizá en las palabras que anotó en una libreta de apuntes: «La vida es una marcha hacia la cárcel. La verdadera literatura debe enseñar a escapar o prometer la libertad»