«La boca de mi dama en mí»... Cuánta sencillez, cuánta dulzura y franqueza.
Naveena no parece haberse percatado de que el tema de ese soneto es una mamada. Nada que ver con «La boca de mi dama en la mía»: en aquel entonces, «mí» era una referencia velada a «polla». Cuando Reynolds leyó por primera vez ese verso de la «boca» estalló en carcajadas: qué lejos de aquella visión tan pura estaba Rey, su particular lirio putrefacto.