Mily Sietecompartió una citahace 4 años
Cuanto más nos acercamos a las orillas del caos y la rigidez, más nos alejamos de la salud mental y emocional. Cuanto más tiempo evitamos cualquiera de las dos orillas, más tiempo pasamos disfrutando del río del bienestar. Gran parte de nuestra vida de adultos puede verse como el avance por estos caminos: a veces en la armonía de la corriente del bienestar, pero a veces en el caos, en la rigidez, o yendo en zigzag de lo uno a lo otro. La armonía surge de la integración. El caos y la rigidez aparecen cuando se bloquea la integración.

Todo esto también es aplicable a nuestros hijos. Ellos tienen sus propias canoítas y avanzan apaciblemente por su río del bienestar. Muchos de los retos a los que nos enfrentamos como padres se producen en los momentos en que nuestros hijos se alejan de la corriente, cuando se acercan demasiado al caos o la rigidez. ¿Tu hijo de tres años se niega a compartir su barco de juguete en el parque? Rigidez. ¿Se pone a llorar, a gritar y a tirar arena cuando su nuevo amigo le quita el barco? Caos. En ese momento lo que tú puedes hacer es ayudarlo a reincorporarse a la corriente del río, a recuperar un estado de armonía que impiden tanto el caos como la rigidez.

Lo mismo puede decirse de los niños mayores. Tu hija de quinto curso, una niña en general de trato fácil, llora histéricamente porque no le han dado el
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