«La naturaleza tiene necesidad de mí, de mi vida y de mi muerte. Yo debo cooperar al universo, debo contribuir a la marcha del mundo. Yo soy necesario al tiempo-espacio.
»No, no, no es verdad, estás mintiendo –le decía una voz al oído–, te estás mintiendo para consolarte. No eres necesario, nada te necesita. Lo que te pasa es que tu crisis de rebelión fue demasiado violenta y te has fatigado. Pobre niño débil, ya te echaste en brazos de la resignación».
Entonces pensó: «sólo me queda escribir lo más sincero, lo más vivo en el fondo de mi alma:
»Obscuridad completa. Tinieblas, tinieblas».